martes, 18 de septiembre de 2012

El arte de la pedagogía Waldorf: una experiencia vital




                                                                                 Por Bergallo, Marina
                                                                                        Fantin, Jorgelina
                                                                                        Florio, Paola
                                                                                        Wesler Sheila

El día jueves 28 de junio un grupo de alumnas de 2do, 3ro y 4to año del Profesorado de Inglés visitamos el colegio “Perito Moreno” ubicado en Martínez, provincia de Buenos Aires, acompañadas por las profesoras Nélida Gallo y Elina Tobler. En total no éramos más de 15 personas, ya que el colegio no autorizó un mayor número de visitantes. Este colegio se caracteriza por tener una pedagogía no tradicional llamada “Waldorf”, la cual está basada en las ideas del austríaco Rudolf Steiner, quien sostenía a la antroposofía como base para considerar al ser humano como individualidad de espíritu, alma y cuerpo.
           
A las 8.30 horas fuimos recibidas por la directora Carmen y su secretaria Mercedes, quienes nos dieron la bienvenida y nos explicaron los lineamientos básicos con los que se rige la institución: existir, pensar y hacer.

La actividad inicial que observamos fue una ronda en el patio en la cual los niños de primer grado ejercitaban conocimientos prácticos ya adquiridos acompañándolos con movimientos corporales. Antes de comenzar, ellos recitaban una oración en la que se proponían aprovechar el día y aprender mucho; luego reciclaban conocimientos de matemáticas, lengua y biología. Para matemáticas, los chicos recitaban las tablas del 2 y del 3 mientras hacían movimientos cruzados de brazos y piernas (Brain Gym). Cuando repasaban lengua los niños elegían palabras para armar oraciones, con cada palabra daban un paso adelante, y con sus cuerpos dramatizaban las diferentes puntuaciones y las mayúsculas. Para repasar biología los alumnos, nuevamente con sus cuerpos representaban el crecimiento de una planta a través del tiempo. Todas estas actividades tienen como objetivo que el niño explore el mundo y que aprenda a través de la experiencia, de esta forma podrá desarrollar su imaginación y creatividad.

Carmen mencionó que ese día en el cual hicimos la visita era especial, porque los alumnos estaban practicando para el festival de los farolitos, el cual se realizaría la noche siguiente. En esta ceremonia, padres y alumnos encenderían faroles construidos por ellos mismos y compartirían la luz.

Posteriormente nos dividimos, algunas nos quedamos en la primaria y otras fuimos a la escuela secundaria, ubicada a una cuadra.

La escuela primaria sorprende a primera vista. En el edificio principal así como en cada escalera y esquina fluía armoniosamente la construcción y la naturaleza. Algunas alumnas se dirigieron al salón de 6to grado y allí pudieron observar que el mismo no tenía puertas cuadradas ni ángulos rectos, al igual que todos los demás salones. Este salón está pintado de color anaranjado pero los otros salones tienen otros tonalidades. El color de las aulas representa la personalidad de los alumnos, ya que acorde a esta pedagogía hay 4 tipos de carácter: melancólico, sanguíneo, flemático y colérico. Los alumnos se agrupan de acuerdo a sus temperamentos, ya que esto hará que sus personalidades se desarrollen al máximo.

Otra cosa que hemos observado es que cuando el recreo termina, no escuchamos ningún timbre, sólo a las maestras aplaudiendo con un ritmo especial. Esto concuerda con el hecho de que la pedagogía Waldorf considera a la tecnología como dañina para el desarrollo de la imaginación. En la clase de Inglés, por ejemplo, llamó mucho nuestra atención que los alumnos no trabajasen con audio, y  que en cambio, la maestra fuera la que recitara una poesía, y no un cd, como habitualmente vemos en cualquier clase de idioma extranjero.

Otra característica de la metodología Waldorf es que los alumnos no trabajan basados en un libro de texto ni fotocopias, sino que construyen sus propios cuadernos y copian absolutamente todo del pizarrón. Esta actividad permite el desarrollo del costado artístico de cada estudiante, quien decora y construye su libro de acuerdo a sus experiencias y vivencias.

En la escuela primaria para que esto sea posible encontramos en cada salón al menos 2 profesores, los cuales poseen roles diferentes. La maestra o maestro que lleva adelante la clase de manera tradicional, utilizando el pizarrón como herramienta clave,  mientras el maestro ayudante recorre los bancos aclarando dudas y ayudando a los alumnos en las diferentes actividades propuestas. También asisten al colegio chicos con capacidades diferentes, quienes, al considerarse necesario, son asistidos durante toda la jornada escolar por una maestra especial quien se ocupa de realizar las adaptaciones curriculares correspondientes para que el niño no solo trabaje a la par de sus compañeros, sino que también pueda compartir el espacio áulico con ellos.

En la escuela secundaria, el trabajo es muy diferente al de una escuela convencional. Las clases se dividen por “época”, un período intensivo que dura aproximadamente un mes, y en el cual se desarrolla un área específica, por ejemplo matemática, biología o literatura. En cada año escolar, las materias están relacionadas para que el alumno pueda crear y relacionar conceptos. Si en literatura se ve el renacentismo, en geografía se estudia Europa en los siglos XV y XVI, así como también en historia se explica este periodo. Una de las cuestiones más sorprendentes de esta metodología es que aspira al desarrollo de las inteligencias múltiples en los alumnos, por eso es común ver en las aulas a los chicos y chicas realizando otras actividades mientras el profesor expone su clase. Al observar una clase de literatura, cuando el profesor leía, varias alumnas tejían o bordaban, esto daba la impresión de que las mismas no estaban atentas, sin embargo a la hora de reflexionar en grupo y de preguntar, todos expusieron sus críticas y esto denota claramente que habían escuchado a la profesora.  Cada día después de un módulo de dos horas de clases, los alumnos, siempre recitando una oración al finalizar, se dirigen a atender distintos talleres creativos, carpintería, costura, manualidades, tejido, entre otras.

También fuimos invitados a visitar el profesorado de la escuela Waldorf. En el salón, los bancos estaban distribuidos en forma de círculo, generando un sentimiento de igualdad entre alumnos y docentes. Una vez ocupados todos los lugares, algunos alumnos tuvieron que sentarse en el suelo, formando otro círculo más chico dentro del anterior. En el centro del mismo, los alumnos depositaron una enorme canasta con diferentes agujas y lanas. Ellos retiraron de allí sus trabajos empezados o tomaron nuevas lanas y se pusieron a tejer, mostrando una gran habilidad. Otros estudiantes, comían naranjas, bananas o mandarinas, las cuales muy amablemente compartieron con nosotras. Todo esto nos haría creer que los alumnos no estaban realmente concentrados o prestando atención, pero para nuestro asombro, ellos formularon preguntas que demostraron que todos estaban atentamente escuchando las palabras del profesor.

Después de un largo día, volvimos a la ciudad de Rosario con una mirada diferente de la educación, si bien habíamos trabajado con la pedagogía Waldorf en el profesorado, estar ahí y vivir, aunque sea por un ratito, esta forma diferente de ver al alumno y de educarlo, profundamente nos hizo reflexionar: acerca de cuánto nos falta aprender como enseñantes, acerca de la individualidad de cada persona, acerca de cómo la escuela tradicional muchas veces no se adapta a sus alumnos, y sobre todo, acerca de la importancia de trabajar en grupo, como comunidad, ya que es la mejor manera de aprender y mejorar cada día.





* Alumnas del Profesorado de Inglés del Instituto de Enseñanza Superior Nº28 “Olga Cossettini”, quienes participaron y elaboraron este relato en base a su propia vivencia.

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